martes, 27 de diciembre de 2011

El terrible Toga se encuentra con Mastropiera

El mar es muy grande y contiene muchos misterios, como la tierra. Cómo saber si un encuentro es casual o no? Cielo, tierra y mar contienen este misterio insondable. Yo arriesgo un refrán: "Toda carta tiene contra y toda contra se da", y si el terrible Toga es de lo más perverso, tarde o temprano se encontraría con Mastropiera, que es todo Amor... y así fue.

Sucedió en uno de los tantos viajes que nuestra amiga realizaba, esta vez, en compañía de dorados, que al verla pequeña (pero con escamas perfectas de ese color) la creyeron un alevino, una cría pequeña, y la adoptaron sin problemas. 

Fue un viaje largo, pero sin contratiempos, en el cual escuchó que se dirigían a un encuentro con el Amado Líder: parte hombre, parte sirena (las sirenas existen) y con una hermosa túnica que brillaba igual que ellos. 

Cuando llegaron ella lo vio y sintió una fuerte influencia telepática que la inducía a algo que los hombres llaman "fanatismo" Que grande sos! le decían los dorados sin pudor. Pero Mastropiera no era un dorado y no era fanatizable por nada ni por nadie, ni siquiera por el Amor (pues sabe que hay que enojarse cada tanto).

Ya en estado de alerta cambió su color al de las turbias aguas del entorno del toga, de esta forma se hizo invisible para examinar más de cerca a este extraño ser.

De aquí para allá, de abajo a arriba y ya lo supo: era un pulpo disfrazado. Hasta llegó a recordar un viejo chiste mío: "Todos los pulpos son capitalistas", y se rió como ella sabe. 

Pero la cosa no era para reírse porque el barco pesquero se encontraba sobre ellos, y eso significaba una sola cosa: estaban todos en una trampa mortal, y no había tiempo que perder.

Como ya dije, Mastropiera sabe que hacer y es valiente, así que se acercó por la retaguardia al Terrible y desató el cordel que sujetaba su toga. Esta se desprendió en una fugaz corriente del agua y los dorados vieron a su "líder" tal cual era: un pulpo farsante y entregador.

A distancia prudencial nuestra amiga vio el terrible espectáculo: Preferimos un enemigo a un traidor! rugieron los tigres del río. y acto seguido atacaron al pulpo farsante, justo antes de que se levanten las redes.

Los pescadores hallaron en esa pesca tan sólo una toga de escamas de dorado, unas manos humanas embalsamadas y un par de patas de rana. Era evidente, perdieron a su socio entregador.

Ya encontraremos otro, lo importante es que recuperamos las manos (dijeron).

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